Vuelves a estar en los pisos húmedos de la casa lejana
de donde en verdad nunca has partido.
En su florescencia de marzo
los altos mangos iban también en esos viajes,
picoteaban las aves tu café de las seis en el patio de lajas,
era la sonrisa de tu hermana lo que iluminaba las postales
y recogía en los espejos el humo del padre,
los silencios de la madre, la ausencia de Miguel.
Todo iba contigo por el mundo.
Todas las cosas simples
donde aprendiste a encontrar tu nombre.
Todo iba contigo en esos viajes.
Vuelves a estar luego de veinte años en los pisos húmedos
de Masó 151 —que no es avenida al mar—sino calle que termina
en el agrio movimiento de las vegas de tabaco.
Todo lo que en este tiempo has visto
era hermoso y extraño: los distintos lenguajes de los hombres,
el gozo de tocar las nubes y vivir la paz del cielo,
los cuerpos que se ofrecían gustosos y sueltos
en las escaleras de los night clubs.
Todo se te oculta frente a la claridad de este instante.
Vuelves a estar en el tono azul de los cuadros de familia
y ya sabes qué significa partir,
qué te esperaba más allá de las fantasías de neón,
qué encontrarás en las próximas ciudades.
Toda esa belleza extraña y ajena, toda esa sabiduría
—y la iluminación que pudiste gozar en los sitios lejanos—
entraba en ti para que reconocieras la humedad de estos pisos.
Pero no culpes al mundo por eso: sin el placer y el dolor
que en tus manos pusieron estos largos veinte años
nada hubiese sido claramente tuyo,
nunca hubieses podido decir: por encima de todas las cosas
el tono azul de los cuadros de familia,
la florescencia de marzo sobre las aves del patio.
Todo se te oculta frente a la claridad de este instante.
Y aún así, vuelves a estar de espaldas a la puerta,
vuelves a escuchar tu adiós en los pisos húmedos,
vuelves a buscar en nuevos viajes esta casa lejana
de donde, en verdad, nunca has partido.
© Edel Morales
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2007
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- © Edel Morales
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- Desde el año de la noria
- Noches de 1980
- Tercera mirada a la sicología del poema
- Desplazamientos
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- Los pies desnudos
- La libertad es infinita. Sic
- Toda una noche con la mano en el agua
- ¿Quién ordena en este mundo el lamento de mi madre?
- Estación de invierno
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- Calle G. 1982
- Mujer gozando su desnudez
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- Bajo una luz muy blanca
- Noches de 1990.
- Un golpe de remo en el agua
- Escrituras visibles
- Cayo Perlas
- Mientras sea posible
- Idea de la rosa azul
- Un día en la blancura de Minks
- Gastadas imágenes de antaño
- Dentro de mil o cincuenta años
- Pisos húmedos
- Habitaciones interiores
- Uno de la ciudad
- Lejos, en la baja gravedad
- El frío de los años
- Fin de siglo
- Niebla de la crisis. Pequeño relato
- Noches de 1995, 1996 y 1997
- Habitaciones interiores
- Amargo palimpsesto de la muerte
- Única premonición
- Semana
- La apariencia gris de la ceniza
- En la puerta del teatro
- El borde del proscenio
- La luna eclipsa
- El tiempo blanco
- Corte de luz
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- Antes del Big Crunch
- El doble dolor
- Ayer, mientras leía a Borges
- Los pos(tres)
- Una mano en el traspié
- Vitalidades carentes de provecho
- Variaciones en los pos (tres)
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Acerca del autor

Biobibliografía
EDEL MORALES (Cabaiguán, Cuba, 1961) Escritor, investigador y promotor cultural. Ha publicado los poemarios Viendo los autos pasar hacia Occidente, 1994, y Escrituras visibles, 1999. Seleccionó y prologó el catálogo de jóvenes poetas cubanos Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo, 2000, y la muestra La Estrella de Cuba. Inventario de una expedición, 2004, todos por la editorial Letras Cubanas. En el 2002 la editorial canaria Globo publicó su poemario Lejos de la corriente, corregido y aumentado para Ediciones Unión en el 2004. También en el 2004 Ediciones Luminaria publicó su relato testimonial Los pies en la tierra. Obtuvo, entre otros, los premios Revolución y Cultura, 13 de marzo y Razón de Ser. Sus textos aparecen en numerosas antologías, publicaciones periódicas y sitios digitales de la isla y de otros países. Poemas suyos han sido traducidos al inglés y al francés. Ha impartido conferencias y realizado lecturas en Cuba, España, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, México, Estados Unidos y Alemania. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y Miembro de Honor de la Asociación Hermanos Saíz de escritores y artistas jóvenes. Le fue conferida la Distinción Por la Cultura Cubana. Es director del Centro Cultural Dulce María Loynaz y de la revista de literatura y libros La Letra del Escriba. Reside en La Habana.
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